El origen: del vaquero al mito
El western nació en la frontera del siglo XIX, cuando cowboys y vaqueros mexicanos vestían para resistir la vida en territorios áridos. Sombreros de ala ancha, botas resistentes, cuero curtido y pañuelos no eran estética: eran supervivencia. Con el tiempo, Hollywood convirtió esa funcionalidad en mito. John Wayne, Clint Eastwood o los spaghetti western italianos exportaron la imagen del cowboy al imaginario colectivo.
El resurgir: del desierto a las pasarelas
Hoy, el western regresa con fuerza, pero no como disfraz sino como lenguaje contemporáneo. La moda lo retoma para hablar de autenticidad y pertenencia:
- En las pasarelas: firmas como Ralph Lauren, Isabel Marant o Dior reinterpretan flecos, denim y botas con un toque sofisticado.
- En la cultura pop: Beyoncé con Cowboy Carter y la serie Yellowstone dispararon la fiebre cowboy en música, lifestyle y retail.
- En redes sociales: el fenómeno cowboycore invade TikTok e Instagram, donde el sombrero y las botas son símbolos aspiracionales de rebeldía y libertad.
Manifestaciones actuales: más allá de la moda
El western se expande también a la decoración y el diseño de interiores. Aparece en espacios que mezclan madera reciclada, cuero envejecido, tapices artesanales, tonos terrosos y detalles metálicos. Lo rústico se encuentra con lo sofisticado en un estilo que busca calidez y autenticidad.
Tu experiencia con Tennis lo confirma: no fue solo ropa, fue comunidad. Una puesta en escena que recordó a Bogotá que el western es atmósfera, narrativa y pertenencia. Como comentó una invitada: “Esto es lo que necesitaba Bogotá: experiencias auténticas que muestran el ADN de una marca más allá de la ropa.”
¿Hasta cuándo cabalgaremos esta tendencia?
Los expertos dicen que la permanencia del western dependerá de su capacidad de conectar con la emoción y no solo con la moda. Hoy es símbolo de resistencia, libertad y búsqueda de identidad, por lo que podría permanecer más allá de una temporada.
En un mundo saturado de lo efímero, el western ofrece la promesa de lo real: viento, polvo, cuero y memoria.
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